miércoles, 29 de septiembre de 2010

JOHNNY COGIO SU FUSIL...


...O un satelite encontró su orbita. Caótica fueron siempre tus idas y venidas, frio era el espacio vacio en el que te movías, como fria era la cicatriz que tu corazón guardaba, cicatriz de infarto de amor, que hizo que te alejaras del planeta, buscando la soledad del espacio infinito. Pero por muy caótica que fuera, tu orbita siempre te acercaba a este planeta de luz y calor, al que tímidamente te acercabas cada vez más. Un día sin darte cuenta, acercaste demasiado tu órbita, tanto que te convertiste en una bola de fuego que cruzaba silenciosamente la oscuridad de la noche. Y al dejar de ser invisible, fuiste descubierto. Te gustó el calor, rozar con tu cola de cometa la atmósfera cálida, hizo que cada vez regresaras más a menudo y poco a poco dejaste de ser un satélite despistado para convertirte en la luna que cada noche vestía de luz el manto azul estrellado.

Sería el calor, sería el roce, sería que al quedarte estático tu orbita dejo poco a poco de ser caótica y luego dejo de ser órbita. Las cicatrices terminan sanando y el caos deja paso a la esperanza, como el dolor da paso a la alegria. Ahora aterrizas y no vas a volver al frio sideral y aunque tu orbita caótica dejara de pasar cerca de este duende, creemé, amigo meteorito, que no siento pena, siento alegria por ti, porque ya no volverás a vivir caotico, ni tu mente estará despistada. Johnny cogió su fusil, el satelite volvió a la vida.