PROLOGO:
Conversaba yo anoche de temas que no tienen que ver con nada y si que tienen que ver con todo, cuando salió sin saber porqué a colación unos de los temas más absurdos, pero que siempre me han gustado, la velocidad y los records sin sentido que de jóvenes algunos hemos realizado, cuando las leyes de tráfico eran más permisivas, tiempos aquellos en los que ser un suicida al volante no estaba mal visto. Una anécdota lleva a la memoria a unas personas y esas personas inevitablemente me llevaron a María. Mi compañera de tertulia quiso saber sobre la historia de María, pero siendo ya una hora intespestiva, prometí subirla aquí, para que ella y todos la podáis leerla. Como soy duende de palabra, cumplo mi promesa.
LA HISTORIA DE MARÍA
Erase una vez un duende joven, inexperto en temas de amores, más dedicado a los amigos y aunque ya hacía varias primaveras de su primer amor, ese que nunca se olvida, aun no estaba interesado en encontrar el amor de su vida. Por causas del destino, el duende había ido a parar a un Instituto de Bachillerato (antiguo BUP, que daño te ha hecho la LOGSE) separado de todos sus amigos de Básica, que habían ido a otro diferente pero cercano.
Cada tarde, al terminar las clases, el duende salía al encuentro de sus amigos y juntos marchaban entre charlas e historias al barrio donde todos ellos vivían. Cierto día le presentaron al joven duende a una chiquilla bella por naturaleza, amable, simpática, sutil... ya os haréis una idea. Desde el primer momento surgió una gran amistad, cargada de complicidad. El duende y ella se solían separar del grupo, para poder tener más intimidad y contarse sus cosas. Desde la ventana del duende se veía la ventana de María y por las noches se hacían señales en un morse inventado por ellos para darse las buenas noches, con la lamparita del escritorio.
Pero por desgracia el duende era un duende enamoradizo y no pudo evitar enamorarse locamente de María, la cual rechazó la petición de amor del joven duende, y pidiéndole que no cambiara en cuanto a su amistad con ella dejó claro que el no era un no definitivo. El duende con el corazón roto se prometió a si mismo que cumpliría estoicamente con la petición de ella, seria su mejor amigo, un amigo del que María estaría orgullosa.
Pero de un modo inesperado, la que si cambió fue María, empezó a volverse cruel en su modo de ser, de tratar al duende, le contaba sus andanzas y desandanzas con otros chicos, hurgando en la herida que aun no estaba cerrada, jugaba y manipulaba a su antojo, ya que sabia que el duende haría por ella lo que quisiera, porque sabia que el duende seguía enamorado de ella. Durante algunos meses, el duende, más que duende, parecía perrito faldero, tanto que incluso llego a llevarla en su moto a una cita con otro chaval, para que no tuviese que ir en bus.
Y así pasaban los días tristes de un duende con el corazón cada vez más herido.
Cierto día de regreso a casa como cada tarde, hacia ya mucho tiempo, surgió el tema del amor, de las relaciones, y de la importancia de los besos. Y la conversación fue tornándose cada vez mas personal, yo beso así, me gusta que me besen de esta manera... Ante la expoliación de María, de como besaba (sus labios eran carnosos y siempre brillaban) el duende la miró nostálgico y dijo "Son unos labios que jamás besaré", ante lo cual, María, empujó al duende contra la valla, puso sus brazos rodeándole para que no pudiera salir del cerco que ellos hacían, acerco sus labios a los del duende, el cual tenia el corazón a un ritmo superior a lo soportable, dejo los labios a una distancia tan imperceptible, que cualquier movimiento por parte de ambos hubiera sido un beso consumado, miró a los ojos al duende volviendo a ser la chica tierna y dulce del principio y dijo con la voz mas dulce que jamas se ha oído "Nunca digas de este agua no beberé" El duende, miro a María, respiro para captar toda la esencia del aroma de ella, la miró a los ojos y le dijo: "María, del agua de tus labios, jamás beberé" La aparto de ella y se fue por otro camino con paso firme sintiendo los ojos sorprendidos de ella clavados en él, y nunca más volvió a busrcarla.
EPILOGO:
Uno de los nombres ha sido modificado para proteger la identidad de la persona. Esta no es una historia de chulería, es una historia de amor, pero de un amor no correspondido. ¿Crees que el duende hizo lo correcto?¿Que habrías hecho tu?