Nuevamente el frio llegó sin avisar, el firme húmedo de la carretera me parece más solitario que nunca, quizas porque mis ojos acostumbrados a cada curva, cada bache, cada señal, se fija en una luna blanca que corta la oscuridad de la noche. Hace unos días veia el atardecer y ahora el camino lo hago completamente de noche. En la radio musica, en mis oidos recuerdos de tu voz. Mis manos juegan con las largas, cortas, largas... una sombra negra sale del quitamiedos sin avisar, no tengo tiempo siquiera de decidir si he de frenar o sujetar el volante pero puedo ver la definicion de su pelaje negro como el azabache, su cuerpo estirado tratando de dar una zancada que le saque de la trayectoria de mi neumático. Apenas suena el golpe pero noto como paso por encima de él. Lo cogí de pleno, ni siquiera dudo, se que he sesgado su vida. Mal sitio para detenerme a hacer comprobaciones y más adelante hay un pequeño poligono industrial. Veo las farolas, y me detengo. Falta un trozo del paragolpes y la mezcla de sangre, tegidos y pelos regean en mi puerta. Yo tube suerte, solo daños materiales, el pobre animal no. El no lo habría hecho contigo cuando lo dejaste abandonado y probablemte tu conciencia esté mas tranquila que la mia que aun piensa si pude esquivarlo. Yo no lo maté, lo mataste tú cuando lo dejaste abandonado en mitad de una carretera solitaria.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
miércoles, 29 de septiembre de 2010
JOHNNY COGIO SU FUSIL...

...O un satelite encontró su orbita. Caótica fueron siempre tus idas y venidas, frio era el espacio vacio en el que te movías, como fria era la cicatriz que tu corazón guardaba, cicatriz de infarto de amor, que hizo que te alejaras del planeta, buscando la soledad del espacio infinito. Pero por muy caótica que fuera, tu orbita siempre te acercaba a este planeta de luz y calor, al que tímidamente te acercabas cada vez más. Un día sin darte cuenta, acercaste demasiado tu órbita, tanto que te convertiste en una bola de fuego que cruzaba silenciosamente la oscuridad de la noche. Y al dejar de ser invisible, fuiste descubierto. Te gustó el calor, rozar con tu cola de cometa la atmósfera cálida, hizo que cada vez regresaras más a menudo y poco a poco dejaste de ser un satélite despistado para convertirte en la luna que cada noche vestía de luz el manto azul estrellado.
Sería el calor, sería el roce, sería que al quedarte estático tu orbita dejo poco a poco de ser caótica y luego dejo de ser órbita. Las cicatrices terminan sanando y el caos deja paso a la esperanza, como el dolor da paso a la alegria. Ahora aterrizas y no vas a volver al frio sideral y aunque tu orbita caótica dejara de pasar cerca de este duende, creemé, amigo meteorito, que no siento pena, siento alegria por ti, porque ya no volverás a vivir caotico, ni tu mente estará despistada. Johnny cogió su fusil, el satelite volvió a la vida.
viernes, 9 de julio de 2010
CADENAS ROTAS

Es curioso que nuevamente, ante la encrucijada, aparezcas por mi vida, como siempre hiciste, en el momento mas inesperado. Siempre he tenido miedo de volverte a encontrar, mis reacciones, mis sentimientos... es curioso, hoy te volví a ver. Y tras años pensando que pasaría cuando eso sucediese, tras años sintiendo que mi vida estaba lastrada por recuerdos del pasado, por tu presencia en la sombra de mi recuerdo, por el miedo del error incierto y del acierto errado, hoy me he dado cuenta que rompí mis cadenas hace tiempo, hoy me he dado cuenta que no eres la droga dura que yo creía, hoy me he dado cuenta, tras mirarte impasible y sin sentir nada, sin tener ganas de que reaparezcas en mi vida, hoy me he dado cuenta que tenías razón, que nunca fuíste mi alma gemela y que jamás fuíste mi caballo blanco, solo fuiste una obsesion de juventud que se convirtió en cadenas, cadenas que hoy rompi ante tu mirada.
domingo, 6 de diciembre de 2009
A Veces Se Enciende

El tiro con fuego negro de cuervo de tu mirada,
ha sido el relámpago que anuncia el trueno en la tempestad.
Fuiste mía anoche en sueños.
Me besabas con el ansia
con que se besan unos labios nuevos.
Deja que diga que no te pediré
que me quieras mientras vivas.
Pero palabra de amor no daré.
A veces se enciende, a veces se apaga,
la llama sagrada que tú y yo conocemos.
Leña que ha de arder.
Vamos a querernos mi pequeño amor
como tú y yo sabemos.
Vamos a querernos mi pequeño amor
como tú y yo sabemos.
Estaremos juntos mientras cada minuto
que pasemos separados sea para sufrir.
Será como un tributo a pagar.
La lanza en el costado.
El camino embrozado que hay que recorrer.
Deja que diga que no te pediré
que me quieras mientras vivas.
Pero palabra de amor no daré.
Tiro de fuego de tu mirada
ala de cuervo que me agita el alma.
Vamos a querernos mi pequeño amor
como tú y yo sabemos.
Vamos a querernos mi pequeño amor
como tú y yo sabemos.
El Último de la Fila (Como la Cabeza al Sombrero)
jueves, 22 de octubre de 2009
El Jardín Secreto

Era cada tarde al salir de sus compromisos laborales, cuando se dedicaba un momento para el. Gustaba de salir a pasear para reflexionar sobre su vida y encontrar sosiego de las preocupaciones cotidianas. Sus pies le llevaban un día por una amplia vía y otros por senderos más abruptos. Pero casi sin darse cuenta, cada vez más a menudo repetía su paseo por aquel camino tranquilo que transcurría hacia una playa poco transitada, donde se sentaba a la orilla a meditar, viendo las puestas de sol.
Una tarde y como suelen suceder todas estas cosas, por casualidad, observó tras un arbusto por el que había pasado muchas tardes, lo que parecía un sendero oculto. El sendero pasaba desapercibido, ya que se notaba que hacia mucho tiempo que nadie paseaba por el. Las zarzas espinosas y plantas de enredaderas hacían difícil adentrarse por el. Pero quizás esa barrera natural que lo hacía inaccesible, al mismo tiempo lo hacia interesante para él. Aquella tarde logro adentrarse solo unos metros y regreso a su morada con la intención de que los arañazos producidos por las plantas salvajes no serían para él obstáculo alguno. Al día siguiente logro avanzar unos metros mas, y asi, tarde tras tarde, volvía ya con la intención de lograr atravesar aquella muralla natural.
Una tarde, al apartar un rosal silvestre, vio que tras el, ya no había más obstáculos, sino un camino que conducía a una empalizada de madera. Empezó a caminar alrededor de la valla buscando una puerta, pero regreso tarde a casa sin haberla encontrado. Durante meses, su paseo se convirtió en una especie de rompecabezas, buscando con pasar al otro lado de la empalizada y ver que protegía esta misma. Pasaron los días y las noches llegaban antes, aun así, seguía caminando junto a aquel obstáculo de madera, tratando de averiguar que habría en el otro lado.
Cuando ya pensaba en desistir de aquel empeño, vio como un pequeño haz de luz salía entre dos tablones, empujo y uno de estos tablones cedió, dándole paso suficiente para llegar al otro lado. Lo que allí encontró fue un jardín abandonado, que tiempo atrás, se le antojó debió ser hermoso, pero que las inclemencias del tiempo mas la dejadez de su cuidador, lo habían convertido en un sitio rudo y en el que fácilmente alguien podría hacerse daño, pero que a él le daba cierta seguridad, se sentía feliz y cómodo como en casa.
Cada tarde volvía al jardín secreto, empezó a tener sensaciones extrañas, como que las zarzas del sendero se abrían para que el pasara, cerrándose nuevamente a su paso. Había podado las plantas, había limpiado las fuentes, pintado los bancos y hasta le había dado lustre a aquella vieja mesa de piedra protegida por el quiosco, donde se sentaba complacido viendo los resultados de su labor. Lo que en principio fue un trabajo duro, ahora se había convertido en trabajos de mantenimiento y expresión ornamental, ponía esta piedra aquí, podaba aquel rosal para que sus rosas fuesen sanas y fuertes...
Todo era calma y su jardín secreto le daba lo que necesitaba, cobijo en su hermoso quiosco, la tranquilidad que el sonido de los chorros de agua hacían al salpicar en las fuentes y la alegría de ver crecer sus hermosas rosas. Su jardín, su jardín secreto. De repente, allí sentado en uno de los bancos, le vino esa terrible idea y el mundo se le vino a los pies. No era su jardín. No sabía si tenia propietario o no, pero estaba claro que no era suyo. Había estado olvidado por mucho tiempo, pero eso no significaba que cualquier día alguien lo reclamase como suyo. EL dolor le invadió, sabia que no podria soportar la idea de que otro reclamase lo que él había hecho suyo por derecho, con trabajo, con su sudor. Además algo le decía que el jardín secreto no quería que nadie más lo cuidara. Se enojo consigo mismo, lloró, sus sentimientos eran muchos y mezclados. ¿Que debía hacer? ¿Qué pasaría si alguien reclamase el jardín secreto? Tomó un sorbo de agua fresca, miro su rosal preferido, se sentó bajo la rama que le proporcionaba sombra fresca y meditó: “Ya pasará lo que tenga que pasar, hasta ese día, será su jardín lo cuidaría y disfrutaría de él, y si llegaba ese día en que alguien se lo reclamase, pues ya se preocuparía en su momento.”
22 de Octubre de 2009
Con cariño.
Francisco Javier Arcos Pacheco
viernes, 16 de octubre de 2009
6N?
Como barca en la mar
que encendida en brea muge y zozobra,
me enciendo así yo
con tu recuerdo, con tu mención.
Se me altera el pulso,
la sangre, como a un niño ladrón.
Y mi débil engranaje
golpetea azorado en completa confusión.
No es que a tu paso ardan candiles,
inflama el aire la yesca que es tu sola presencia.
Si tan sólo al pensar
que él encontrará morada entre tus pies,
tiemblo de ira y de celos,
que no se alterará mi condición
al saberte al alcance de sus besos bandoleros,
prendí hogeras que no supe mantener.
Ya no danzo loco al son de los tambores,
porque al fin,
porque al fin te consiguió él,
que tiene un corazón tan guerrero como cruel,
tan infiel.
Que se desencajen las baldosas a mi paso,
que se abran simas.
Que se desplomen las paredes sobre mí,
que en tu regazo supliqué.
Como barca en la mar
que ha roto el timón y al pairo va.
Como barca en la mar
yo ardo por ti custodio que fuí.
Que no piense que obtiene tu favor
por dar tesoros,
que más tarde no podrá recuperar.
Porque el admitirlos son maneras tuyas de confiar.
Confundir y confiar
para golpear después de confiar.
Confundir y confiar
para golpear después.
Confiar.
que encendida en brea muge y zozobra,
me enciendo así yo
con tu recuerdo, con tu mención.
Se me altera el pulso,
la sangre, como a un niño ladrón.
Y mi débil engranaje
golpetea azorado en completa confusión.
No es que a tu paso ardan candiles,
inflama el aire la yesca que es tu sola presencia.
Si tan sólo al pensar
que él encontrará morada entre tus pies,
tiemblo de ira y de celos,
que no se alterará mi condición
al saberte al alcance de sus besos bandoleros,
prendí hogeras que no supe mantener.
Ya no danzo loco al son de los tambores,
porque al fin,
porque al fin te consiguió él,
que tiene un corazón tan guerrero como cruel,
tan infiel.
Que se desencajen las baldosas a mi paso,
que se abran simas.
Que se desplomen las paredes sobre mí,
que en tu regazo supliqué.
Como barca en la mar
que ha roto el timón y al pairo va.
Como barca en la mar
yo ardo por ti custodio que fuí.
Que no piense que obtiene tu favor
por dar tesoros,
que más tarde no podrá recuperar.
Porque el admitirlos son maneras tuyas de confiar.
Confundir y confiar
para golpear después de confiar.
Confundir y confiar
para golpear después.
Confiar.
domingo, 23 de agosto de 2009
TERCER PLANETA A LA DERECHA.
Dicen que el camino de ida siempre es más largo que el camino de regreso. Yo útimamente no se si voy o vengo. Nunca me ha importado si estaba donde debía, nunca me importó conocerme a mi o a mis circunstancias. Pero últimamente empiezo a sentir la necesidad de conocerme, de ubicarme.
No me gustan los cambios, me afectan negativamente. Sin embargo llevo toda mi vida sin parar de cambiar. Cuando empiezo a estar cómodo en un sitio, es cuando suelo irme (pocas veces me echaron, aunque haberlas, como las meigas, haberlas hailas)
No se si realmente deseo ubicar mi sitio en esta absurda piedra redonda o que por el contrario, amigo Satelite, me des un trocito de tu órbita caótica.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)